No vivimos un 24 de marzo más.
El pacto antipopular de la UCR y el PRO puso en marcha el más peligroso intento de restauración conservadora, incluida la abierta impunidad para los genocidas proclamada por Macri, quien anunció que pretende “terminar con el curro de los derechos humanos”.
Como siempre recordamos y honramos a nuestros 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos y sus familias, a nuestros asesinados y martirizados.
Como siempre nos movilizamos por la Memoria, la Verdad y la Justicia, sabiendo lo mucho que hemos avanzado en ese camino, un trecho tal vez inimaginable 12 años atrás en los juicios a los genocidas, pero conscientes que la resistencia en la corporación judicial y los dueños del poder es permanente, casi brutal cuando de juzgar a los responsables civiles y económicos y por juicios a los crímenes de la triple A, que también fueron de lesa humanidad.
Como siempre estamos jugados en la defensa de nuestros pibes, que sufren el poder punitivo de la policía y las fuerzas represivas, todos los días en los barrios, cuando son víctimas del gatillo fácil; y levantamos con el gobierno nacional y popular lo hecho por los derechos humanos actuales, para exterminar la pobreza extrema, para avanzar irreversiblemente en la conquista de una vivienda digna, la educación de calidad, el protagonismo popular y la democracia participativa.
Pero este 24 de marzo requiere como nunca de todas nuestras fuerzas individuales y colectivas, pues vienen por las conquistas obtenidas durante la democracia y estos 12 años de gobierno de clara definición nacional y popular.
En estos meses se juega buena parte del destino de nuestra Patria, de generaciones de argentinos que no estamos dispuestos a que nos roben nuevamente la esperanza, ya no con un golpe de estado clásico, pero sí con la restauración conservadora más brutal.
El peligro es concreto.
No se trata de teorizar en abstracto sobre nuestra ideología y los sueños de nuestros compañeros asesinados.
Se trata de defender la posibilidad de seguir soñando, construyendo una Argentina mejor para todos los que la quieran, particularmente para los humildes y vulnerables.
La Unión Cívica Radical acaba de arriar una vez más las banderas de Hipólito Yrigoyen y los intentos de Raúl Alfonsín, para impulsar en cambio una nueva y reaccionaria Unión Democrática con la empresa partidaria de Macri; y llevarnos así a una la brutal desnacionalización y deterioro humano, a fin de revertir el proyecto nacional y popular encabezado por Néstor y Cristina Kirchner.
Nosotros, que alertamos, sin ser escuchados, a nuestros compañeros sobre la necesidad de frenar el avance conservador, local y nacionalmente, mediante el reclamo constitucional de lograr la REVOCATORIA DE MACRI Y VIDAL, mediante un referéndum que juzgara su política de violación permanente de la Constitución, de represión brutal como en el Borda, de abandono criminal de los ciudadanos en las inundaciones, la escuchas ilegales a dirigentes populares y familiares de la AMIA, decimos que ya noes tiempo de especulaciones.
Cualquier duda o inmovilismo puede ser fatal. No es tiempo de especular nuevamente, sino de sumar al mayor número y diversidad de porteños a esta lucha a favor de la recuperación de la ciudad, de su espacio público, para que la democracia participativa profundice los derechos y la inclusión social. Pero también para darle una lección a este agresivo intento PRO-UCR para imponer la restauración neoliberal en la Argentina, de la mano de Mauricio Macri, el representante más genuino de la derecha antipopular y la sumisa antipatria extranjerizante.
Este 24 de marzo de 2015 debe ser el inicio de una batalla por la conciencia de los porteños, sin restar a nadie, sumando a todos los sectores y corrientes nacionales y populares, contra este grave contubernio para llevar a nivel nacional la política de restauración neoliberal ya aplicada en forma desastrosa en lo social por el macrismo en la Ciudad de Buenos Aires.
Es, a su vez, parte del enfrentamiento contra una ofensiva del imperio y las oligarquías locales, tal vez la más brutal, aunque adaptada a la época, desde la noche negra que ahogó en sangre la rebelión setentista de la Patria Grande.
Eso fueron y son los golpes encubiertos contra los presidentes Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay, los fracasados intentos de voltear a Evo Morales en Bolivia, o a Rafael Correa en Ecuador; las conspiraciones para derrocar al Comandante Hugo Chávez y, actualmente a Nicolás Maduro en Venezuela, así como la descarada y orquestada ofensiva contra Dilma en Brasil y el permanente hostigamiento contra Cristina Kirchner en Argentina. Pretenden, nuevamente, ahogar todo atisbo de profundización democrática o justa distribución de la riqueza en el cono sur.
No se trata, siquiera, de una cuestión fuertemente ideológica, sino que Washington no soporta gobiernos que no se sometan a sus directivas. Estados Unidos es más peligroso hoy, cuando teme perder su hegemonía, que en tiempos de expansión de su imperio.
No vivimos un 24 de marzo más.
Es el día del redoblar el combate continental contra la restauración conservadora. Es el día de redoblar la lucha por todas las banderas que mantuvimos en alto estos años, muchas de las cuales empezaron a transformarse en conquistas que no nos dejaremos arrebatar.
Es el día de tomar partido en la confrontación electoral porteña de abril y julio, parte de una pulseada en la que nos va nuestra suerte como pueblo y Patria, y que tendrá en octubre una definición ineludible: Patria o Colonia, Liberación o Dependencia.