Hace hoy 50 años, el 4 de septiembre de 1970, la Unidad Popular triunfaba en Chile, en las elecciones que llevarían a la presidencia a Salvador Allende.
Mucho se puede decir, y se está diciendo en estos días, de un hecho que conmovió a Latinoamérica y al mundo, para después sufrir la desestabilización derechista, la acción -comprobada y admitida- de la CIA y los EEUU; el golpe cívico-militar que ahogó en sangre “el camino chileno al socialismo”.
Personalmente, solo quiero recordar que dos meses después, con apenas 18 años y como miembro de la Federación Juvenil Comunista (FJC), integré la delegación argentina que participo de la asunción presidencial, del acto en el Estadio Nacional, los masivos festejos populares en las alamedas, las marchas de la “J” chilena, los encuentros con futuros ministros y legisladores chilenos, con Julio Cortázar o los valientes pobladores de las humildes “callampas”, con lágrimas de esperanza en el compañero presidente.
Con una muy elemental cámara registré estas fotos que recién serian reveladas tres meses después (no era fácil ni económico en aquellos años, bajo una de las tantas dictaduras que sufrimos), concretamente luego que yo volviera de mi segunda visita al país hermano, como miembro de la Brigada Santiago Pampillón, de trabajos voluntarios, organizada por la Federación Universitaria Argentina (FUA).
Otros contactos y poco amables e ilegales visitas llegarían después del negro septiembre de 1973, pero para aportar -de la mano de mis heroicos camaradas chilenos- a las acciones solidarias y de contrainteligencia frente a la Operación Cóndor que coordinó a las dictaduras genocidas del cono sur latinoamericano.