Pido perdón a todos, algunos muy queridos y respetados, que me piden una opinión acerca del resultado electoral.
No tengo, hoy, las fuerzas para hacerlo.
Simplemente, tras años de señalar -lo que entiendo- fueron las causas de la derrota de 2015 en medio de la sordera de antiguos amigos en funciones ejecutivas o legislativas, y de anticipar los peligros a partir de 2019, ante la indiferencia de otros amigos tambièn en funciones ejecutivas o legislativas, me debo tomar un tiempo.
Esa indiferencia y soberbia fue la única respuesta a las opiniones, que les hice llegar a esos viejos compañeros, a la vez que las volqué en muchas notas que compartí en esta misma página.
Allí se encuentran reflexiones ante hechos concretos ( de Vicentin a Guernica, desde la pérdida del salario real a la deuda externa) o reflexiones estratégicas acerca de ser esclavos de la correlación de fuerzas, en lugar de organizarse para modificarla; el susto ante el “fuego amigo”, que muchas veces es el de los mejores entre los que nos hemos jugado por el FdT; la falta de institucionalización de un frente reducido a lo electoral, de la inexistente decisión de arraigarlo en la base de la sociedad, con un programa/bandera para enarbolarlo en cada lugar de trabajo, estudio o vivienda; de la concepción que se puede avanzar SOLO desde las decisiones tomadas en los despachos, o con los votos de senadores y diputados; o SOLO con la negociación -y concesiones- con los poderosos.
Nunca con protagonismo militante y construcción de poder popular.
Cualquiera puede repasar esos textos y -coincida, o no- encontrará mejores armas para analizar la derrota en las PASO, y sostener la inevitable lucha que tenemos por delante, que las que yo pueda ensayar en estas horas.
Un abrazo a todos, y -como en tantas derrotas- mi compromiso inclaudicable.