Un tanto insólitas, principalmente indignantes, pero no sorprendentes, son las declaraciones de Carrió en el marco de una fuerte defensa del Grupo Clarín, en concreto de Ernestina de Noble, en el caso en la que se la acusa de apropiación de dos hijos de desaparecidos durante la dictadura.
En la presentación de sus propuestas en materia de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el Instituto Hannah Arendt, afirmó textualmente: “Es terrible que se vote la ley para la extracción compulsiva de ADN en la búsqueda de identidad. Esa ley no está dirigida a proteger los derechos humanos sino que está dirigida, y tiene nombre y apellido, a los hijos de la señora (Ernestina) Herrera de Noble. Quiero denunciar al matrimonio. Esto es fascismo puro. El principio de la integridad y de la autonomía personal están por encima. Es una ley de persecución. Están violando los derechos humanos para una venganza personal”. Después de ofender gratuitamente a las verdaderas impulsoras del proyecto, las Abuelas de Plaza de Mayo, añadió que “Los hijos de la señora Herrera de Noble son nuestros hijos” y añadió que “son víctimas de las negociaciones del poder desde hace quince años pero esto es más grave porque la venganza fascista carece de límites en el país”.
Con una sonrisa sarcástica, aprovechó para sugerirle –¿amenazar?– a los jueces “que hagan Justicia” porque los espera el destino de Federico Faggionatto Márquez, quien ayer fue destituido y deberá someterse a un juicio político. Los ataques ignoraron la figura de la Presidenta, para centrarse sobre Néstor Kirchner. “No le queda legitimidad, sólo le queda capacidad de daño”, sostuvo. Y se refirió a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que no incluye los medios gráficos: “La ley es contra Clarín, seguirá con La Nación y luego Kirchner irá contra sus propios medios, como Stalin”. La comparación también abarcó a Nicolás Ceausescu, una “ocurrencia” que Carrió había formulado en el comienzo de la era kirchnerista y de la que ayer se jactó. “Lo dije hace cinco años. Estamos en un estado policial. Persiguen y extorsionan, como Ceausescu”. Sin reparar que sus dichos eran pronunciados sin inconvenientes en un país con casi 26 años de democracia, pero que viene de miles de desaparecidos, asesinados y torturados, no aclaró si proponía que Kirchner fuera acribillado, junto a su esposa, sin juicio previo, como sucedió en Rumania.
La misma temeridad mostró a principios de años cuando aseguró que la dictadura de Stroessner en Paraguay no había asesinado ni torturado a los miles que mató y torturó. Pese a la indignación de la comunidad paraguaya –en Argentina y en el país vecino–todavía la ex funcionaria de la dictadura en el Chaco, ascendida durante “el proceso”, al parecer por vinculaciones no comprobadas del sector femenino de su familia con el personero militar en la provincia, no ha pedido perdón al pueblo hermano por sus dislates. Ahora también se lo debe a las Abuelas y a las víctimas del genocidio argentino. De los que pronuncia aquí, ya es hora que algunos dejen de mirarla como a Maradona en conferencia de prensa…