AGENCIA PACO URONDO charló Alberto Nadra, autor del libro “Secretos en Rojo. Un militante entre dos siglos”. Nadra tuvo una larga militancia en el Partido Comunista (fue dirigente de la Fede en los 70). En el texto, repasa aspectos pocos conocidos del PC y recorre los hechos que llevaron a su alejamiento (y al de su familia) de las filas del PC.
Por Enrique de la Calle
AGENCIA PACO URONDO: Tu libro lleva un par de meses de publicado, ¿no?
Alberto Nadra: Sí, y por suerte se agotó la primera impresión, Corregidor está sacando la segunda y tenemos una importante repercusión en el país y en Latinoamérica por los temas vinculados al plan Cóndor e incluso en el exterior por las cuestiones del Che. Estoy muy contento y muy emocionado por la devolución de los ex militantes de izquierda y ex militantes de organizaciones sociales y los actuales, lo han recibido con mucho afecto, con mucho cariño, como una especie de mano tendida entre las viejas y nuevas generaciones de militantes para que la militancia no se pierda, sea protagonista y ayude a que el proceso popular siga adelante.
APU: Vos militaste en la federación de juventudes comunistas. El libro, por lo que estuve viendo, generó mucha repercusión entre dirigentes con algunas trayectorias del PC. ¿Es así?
AN: Sí, por supuesto. El libro en general tiene un impacto muy grande, si bien es muy crítico sobre la etapa final, en el sentido del año 86 – 89 donde desaparece el PC como fuerza política principal de izquierda y determinante en la política nacional. A su vez rescata aspectos absolutamente desconocidos de la historia del PC, son conocidos sus errores del 55, pero pocos hechos conocidos como que la primera guerrilla en Argentina que la estableció el Comandante Leonor Cuareta y fue organizada en el Territorio Nacional del Chaco que entonces no era provincia.
Recién fue provincia con Perón, estamos hablando entre los años 38 y 42, incluso, con vinculaciones conMate Cocido en las primeras acciones conjuntas contra los grupos multinacionales, como La Forestal, La Dreyfus o los algodoneros. Está el caso de la Operación Cóndor donde cuento ahí, porque tuve el honor de integrar ese grupo como un grupo de periodistas y de investigadores de distintas especialidades, se encargó en ese momento junto con los servicios de inteligencia de la Unión Soviética, de desenmascarar algún plan Cóndor que estaba exterminando de manera conjunta las dictaduras militares del cono sur a las militancias dentro de los gobiernos militares y a las grandes personalidades, el ex vicepresidente de Chile, el comandante del ejército y miles de militantes. Ese capítulo es fascinante porque se descubre cómo a su vez se descubrió el Plan Cóndor y se insinúan, un tema delicado porque los grupos pinochetistas en Chile siguen actuando, se insinúan algunas acciones de contra ofensiva contra el Plan Cóndor que se desarrollaba en esa época.
Una primicia que te doy porque no está en el libro y que la publicó ABC color de Paraguay, publicó un elemento que yo sabía desde los años 70 pero no podía publicarlo sin autorización de algunas personas comprometidas en el operativo que son los famosos archivos que se descubrieron en Paraguay. El premio Nobel alternativo, Martín Almada, descubre cinco toneladas de grabaciones, de fichas sobre torturas, persecuciones, fotografía de los asesinatos y las fichas de seguimientos en los distintos países. Descubre los archivos de terror del Plan Cóndor que ratifican todo lo que se venía diciendo con una documentación terrible que reconoce en parte los Estados Unidos con algunos documentos desclasificados por el Departamento de Estado estadounidense.
Esa información, la posibilidad de que Martín Almada que es un héroe, porque fue preso y torturado durante la dictadura de Stroessner, de que pudiese ubicar un lugar puntual, geográfico donde estaban ubicados los archivos del terror, se la da un militar comunista que estaba en el gobierno de Stroessner encubierto. Te doy la primicia porque en Argentina no lo sabe nadie. Realmente en el libro no pude publicarlo porque no contaba con la aprobación de gente que podía verse comprometida por los hechos.
APU: Decís en el libro que la primera guerrilla perteneció al Partido Comunista ¿Tuviste algunas charlas o se te acercó algún historiador para pedirte alguna información?
AN: Sí, tengo algunos llamados entre otros, de alguno que cito ahí porque explico entre otras cosas que en general, las organizaciones armadas respetaban mucho el aparato militar del partido. En realidad creían, como la mayoría de los militantes del PC, que era una parte del aparato militar, el conocido frente de autodefensa, que era el encargado de proteger los movimientos de masa, las tomas de universidades, a poder organizarse para que no nos masacren en la plaza como en el 2001. Por un lado había un trabajo hacia las Fuerzas Armadas que logró captar, a veces con dobles agentes, generales, prefectos generales, brigadieres, etc. y por el otro una formación que en general se terminaba en el exterior, de los oficiales y suboficiales que nosotros considerábamos con una estrategia militar distinta a la de las otras organizaciones armadas de los 70.
El PC fue una organización político-militar –que es otro tema que se desconocía hasta ahora- y teníamos una concepción que en última instancia, en momentos de disputa de poder en la Argentina, por el peso de la clase obrera, por el peso del mismo peronismo en la clase obrera, por los centros urbanos decisivos, no pasaba por guerrilla rural ni por focos rurales o urbanos sino por una insurrección armada de masas en que, en última instancia, el pueblo tomara las armas. Para eso necesitaba a sus oficiales y suboficiales a fin de ponerse a la altura de las circunstancias y no que nos barrieran como lo hicieron en la República Española.
En realidad, se abre un debate más profundo sobre lo que fueron las concepciones militares en la década del 70 porque hasta ahora parece que la diferencia entre el PC, el ERP y Montoneros era solamente si creíamos oportuno o no el momento para tomar las armas y la cuestión es un poquito más de fondo. Por eso te comentaba que uno de los historiadores que estaba muy sorprendido porque descubrió que la policía había encontrado en los 60 un campamento de entrenamiento del PC en Icho Cruz, Córdoba, y no entendía como eso se relacionaba con un partido que rechazaba abiertamente –por lo menos en público- la lucha armada y le explico –amablemente , ya que él no tiene la culpa porque nadie lo sabía- que ese era un campamento de autodefensa, que no tenía nada que ver con la preparación militar que en general, se hacía en el exterior, China, Cuba, la RDA, distintos países porque en el único lugar donde podés captare toda la potencialidad de una preparación militar y a su vez recibirla y entrenarte en condiciones serias.
Digo esto en el marco de aquella época y no pensando en la Argentina de hoy ni en la América Latina de hoy. Estamos hablando de los temas que discutíamos en aquella época y cómo había que plantearse ante una situación en que hubiera sido bueno que pudiésemos resistir el golpe. Creo que no tuvimos las fuerzas suficientes.
APU: ¿Y ese brazo militar del PC por cuántos hombres estaba compuesto?
AN: Varía según los años, yo tomo distintas etapas.
APU: ¿En los 70?
AN: En los 70 estamos hablando, entre oficiales y suboficiales, unas 3.000 personas y 5.000 en condiciones de movilizarse rápidamente a depósitos de armas -teníamos fábricas de armamentos propias- para una situación de encarar una lucha de masas del pueblo, por supuesto.
APU: En el libro también te metés con la última dictadura militar, es conocida la posición del PC. ¿Cuál es el balance que hacen hoy, vos y algunos compañeros tuyos de militancia de cómo se pudo llegar a un error tan tremendo?
Alberto Nadra: Creo que ahí hay una combinación de factores que tienen que ver con que vivíamos una época anterior que era la de resistencia al golpe, se trataba de lograr partir las Fuerzas Armadas para impedir el golpe. Hubo durante muchos años la convocatoria a que militares y civiles enfrentáramos, con un programa de liberación nacional un nuevo país y eso tenés que apoyarlo en esa época, si lo vemos desde hoy con la dictadura militar genocida conocida con los resultados a la vista, no puede caber ninguna duda o, mejor dicho, lo ves con una óptica que no es la de aquel momento.
Ahora sorprende Chávez pero ¿por qué?, porque venimos de esa situación pero no te tendría que sorprender en los 70 porque en los 70 hubo un Torrijos en Panamá, el jefe de un proceso revolucionario cortado de raíz por el imperialismo norteamericano. En los 70 estuvo el General Torres que incluso, tuvo que ver con la muerte del Che pero sin embargo, se levantó y cogobernó con una asamblea popular que se planteaba el socialismo en Bolivia. Velazco Alvarado en Perú que también se planteó reformas nacionalistas profundas. Se veía como posible lograr que una parte del ejército que no fue mercenario, sino que nació en la lucha de la independencia de la nación, pudiera estar de este lado.
Con ese clima de época, con las informaciones equívocas, con la necesidad de enfrentar la información que se tenía en aquel momento, por ejemplo, un sector quería matar 10.000 y el otro 100.000, obviamente había que tomar una actitud inteligente que tácticamente diferenciara entre uno y otro en función de cómo moverse pero de eso no podías hacer una línea política. Era una información para manejarse en la acción política concreta pero no para explicitarlo y hacerle creer a la sociedad que había unos que eran buenos y que los otros eran unos turros asesinos. Éste fue el gravísimo error que cometió la dirigencia del PC durante la dictadura, lo cual –y esto lo quiero decir muy claro- no le impidió a la mayoría de esa dirigencia, una parte de la cual está muerta y desaparecida, y a toda la militancia, luchar por los DD.HH., por los detenidos, por los desaparecidos, organizar las primeras luchas de Luz y Fuerza y de ferroviarios de “trabajo a tristeza”.
En el mismo año 76 secuestraron a Mario Marrero en la General Motors porque inició el “trabajo a tristeza” porque las huelgas estaban prohibidas y a Víctor Díaz, dirigente ferroviario, por hacerlo en los ferrocarriles. Se reconstituyeron durante todo ese tiempo las Juventudes Políticas, se fue reconstituyendo el movimiento estudiantil, ¡en lucha!, contra Martínez de Hoz, contra la represión, contra las persecuciones, y eso tiene un balance. Un balance de 1.500 presos, 500 secuestrados y 100 asesinados.
No es que estaban todos pensando en las divisiones que había entre los militares y si unos eran democráticos y otros anti. Se luchaba y se peleaba con una línea fatídica pero la acción concreta del partido durante la dictadura, creo que fue, como la de muchísimos otros luchadores argentinos, heroica.
APU: El libro también puede, de algún modo, leerse como una reconstrucción de una historia, si se quiere, familiar. Ahí está también, cruzando todo el libro, la historia de los Nadra: Abuelo, padre, hijos, vos y tu hermano.
AN: Bueno, sí, mis sobrinos fueron, después, dirigentes de los centros de estudiantes del Avellaneda, etc., la tradición siguió.
APU: Esos Nadra se enfrentaron después con cierto sector de la dirigencia, según planteás en el libro, fueron maltratados injustamente. ¿Cómo fue redactar esos capítulos más personales (aunque todo el libro lo sea)?
AN: Francamente, creo que a los efectos de la historia argentina, donde el tema militar, financiero, la organización política, la verdadera relación con el Che, que se cuenta por primera vez en algunos aspectos, son los más importantes. El aspecto de la caída del PC es el menos importante pero es, para mí, el más desgarrador, el más doloroso, porque es el fin de toda mi vida, a los seis años ya estaba midiendo a ver si me seguía la policía cuando iba a la primaria. Fui a colegios con nombres falsos y después tuve que rendir cursos libres, fueron años muy difíciles los de mi infancia y la de mis hermanos, el crecimiento y demás entonces, contar la historia del fin de esa gran ilusión, de esa gran epopeya a la que dedicamos nuestra vida, muchos años de prisión de mi padre, mucho dolor en mi compañera tremendamente torturada y con muchos problemas actualmente por las secuelas de esas torturas.
Contarte esa historia, cómo eso se desarma, cómo amigos y compañeros que en algunos casos nos habíamos jugado la vida juntos nos separamos y nos enfrentamos e incluso se producen traiciones de fondo, desde el punto de vista ético, fue lo más terrible, lo más doloroso pero consideré que era necesario que se conociera, más allá de que en la historia eso no ocupe un lugar trascendental. Yo dirigía el periódico de la fede que vendía 100.000 ejemplares y después dirigí el del PC que vendía 200.000, entre la fede y el PC vendíamos 300.000 ejemplares, imaginate lo que eso significa hoy: ¿quién puede hoy vender esa cantidad de ejemplares?
Todos esos militantes que pasaron por la Fede y por el partido y que no entienden por qué se fue todo al diablo, más allá de la caída de l a Unión Soviética, gente que se había jugado la vida, que había estado años presa y torturada. Toda esa gente que fue apartada o se autodestruyó en luchas internas, merecía una explicación. Todos esos militantes que pasaron por el partido y ya no están y aún a los que quedan –que son pocos pero respeto su militancia- creo que merecían una explicación.
Esta no es -ni la considero- la verdad cerrada ni acabada pero esto jamás fue contado y yo lo cuento absolutamente desde adentro de la dirección del proceso que culminó con el quiebre del Partido Comunista y mi verdad, que será parte de una verdad general que contarán todos los que tengan interés en participar, investigar y desarrollar este aspecto, ayuda. Como te decía, la devolución que estoy teniendo de muchos de esos ex militantes es tremendamente emocionante. La gente lee, llora, se emociona, se enoja con el libro, lo vuelve a agarrar y todo esto me lo cuentan y lo tengo en una página de Facebook donde voy publicando una selección de las cosas que me mandan porque estoy recibiendo 10 ó 15 mails y mensajes por día que por un lado me destrozan pero por el otro, son un bálsamo que demuestra que eso, insisto, si bien es pequeño dentro de la historia nacional, era necesario para que otra gente cuente sus historias que son tan importantes como la mía y para que muchos entiendan qué es lo que pasó. No fue en vano lo que hicieron, fue heroico en muchos casos, fueron parte de algo muy importante aunque haya fracasado porque las cosas a veces fracasan y para volver a resurgir quizás pasan décadas.
Tal vez no se llame más comunismo, se llamará comunitarismo o lo que quieras y será parte de un movimiento más general, latinoamericanista, regional, tendrá otra forma pero seguro que no va a ser esta sociedad capitalista que nunca resolvió ninguno de los problemas del ciudadano –o como lo hayan llamado en cada etapa- sino que permanentemente mantuvo la injusticia social, la miseria, la exclusión y la injusticia.
Nota original de la Agencia Paco Urondo