Algunas preguntas de un lunes de marzo.
¿Dónde está, que no se ve, el modelo de producción con valor agregado y distribución más justa de la riqueza en la posición electoral del Partido Justicialista en Catamarca?
¿Cómo se le puede aplicar el título de “aliados” a Luis Barrionuevo y Ramón Saadi? ¿Para que sirven, qué suman y que restan –ayer, hoy y mañana– los indeseables y los alcahuetes?.
¿Dónde están, quien las convocó, cuándo y cómo respondieron, las fuerzas que apostaron a la transversalidad, las que siguen impulsando formas de concertación plural, que no nació ni murió con Julio Cobos, sino que vive –a veces a pesar de quienes deben encauzarla– en los miles de militantes y dirigentes que le están poniendo el pecho a la ofensiva derechista, que empezó contra toda política que afectara al privilegio –como la 125 y sus modificaciones–, y ahora abiertamente pretende ahogar en la cuna cualquier proyecto nacional y popular en la Argentina, lo que denominan “acabar con el gobierno autoritario de los Kirchner”?
En definitiva, si se elude, posterga o ningunea esta construcción, ¿con qué fuerza político-social está dispuesto el gobierno a sostener –ni hablemos de profundizar– el rumbo que con tanta claridad define día a día la Presidenta, el que desde aquel “no dejamos los principios a la entrada a la Casa Rosada” enarboló Néstor Kirchner, y que brilló por su ausencia en Catamarca?