Insaciables… e imperdonables

Ante el impacto mundial producido por la publicación de The Lancet acerca de la Sputnik V, todavía callan los criminales que desde Juntos por el Cambio “advirtieron” que llevaría a la muerte a los que se vacunen, e incluso llegaron a denunciar penalmente al presidente, al ministro de salud y su viceministra por “atentado contra la salud pública”, entre otros delitos.

Hoy, al unísono, Clarín y La Nación cínicamente admiten la efectividad de la vacuna pero vuelven a cuestionar al gobierno, ahora con afirmaciones como que “pasaron tres meses antes que la sociedad pudiera conocer detalles sobre la Sputnik V” (Van der Kooy), o “se conoce más de un mes después de que se lo empezó a inocular en el país” e insisten en que “no tiene hasta ahora autorización del organismo autónomo de control de medicamentos de Europa (EMA) ni de su homólogo norteamericano (FDA)” (Morales Solá).

Para aplicar la vacuna en Argentina NO se necesita una publicación en The Lancet, ni que Morales Solá, Van der Kooy o sus repetidoras (que se asumen a sí mismos como “la sociedad”) conozcan los “detalles”.

Mucho menos que lo autorice otro organismo de control de medicamentos de país alguno.

Lo único que se necesita es que los “detalles”, es decir toda la información científica, la tenga la ANMAT, nuestro prestigioso organismo de control, y en base a ella decida si es todo lo segura y eficiente que se requiere para aplicarla en el país.

La ANMAT tuvo previamente los “detalles” que felizmente acaba de ratificar la publicación en The Lancet, analizó la documentación y aprobó la vacuna, luego de lo cual -y solo después de lo cual- se inició de la inoculación masiva.

Ahora que la revista científica ratifica lo que ya sabían, pero ocultaban, vuelven a confundir con la relación entre los tiempos de la información y los de la aplicación, pese a lo cual no vacilan en saltar de vereda, afirmar que “el problema nunca fue la vacuna” que cuestionaron durante meses y pasar a reclamar por la “demora” en la llegada de los lotes de la Sputnik V.

Poco importa que las dificultades para la producción y distribución a escala planetaria de TODAS las vacunas sea un fenómeno mundial, que afecta a todos los países, incluidos los más desarrollados y poderosos económicamente, entre algunos de los cuales ya se han producidos publicas rispideces.

Lo que realmente demora, pero en extirparse, es la mala fe de estos personajes, que ponen en riesgo la salud y hasta la vida de muchos argentinos.

Imperdonable.

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