Sobreviviente de La Perla, en su secuestro y tortura durante la dictadura.Abogado de la querella en la Megacausa de del Centro Clandestino de Detención, cuyas condenas se conocieron hace semanas.Dirigente del gremio de prensa en Córdoba en los ’70, cuando fue una de las figuras más queridas del Partido Comunista, con un “hermano” entrañable, mi suegro: el “flaco” Jorge Canelles, quienes se trataban como “Capitán Greenwich” por la particular fisonomía de Reinaudi, y “El jefe”, por Canelles, feroz humor cordobés para retratar su respeto por el sindicalista, muy por encima de cualquier “dirigente” de la burocracia partidaria.
Para mí, simplemente se fue un gran amigo, como lo fue, entrañable, de mi hermano Rodolfo, con un cariño profundo y mutuo con mi compañera Leonor Canelles.
Uno más en pocas semanas.
Mi saludo con tres fotos entrañables: una histórica, donde está (de pie, con su barba negra y juvenil) con el entonces dirigente de la Fede, Luis Alarcón, y dos figuras legendarias: los fundadores del PC Rodolfo Ghioldi y Miguel Contreras. La segunda, durante sus juicios por La Perla. La tercera cuando tuve la tremenda alegría y orgullo que me acompañara la presentación en Córdoba de mi libro “Secretos en Rojo”.
EL QUE SIEMPRE LLEGABA TARDE…SE VINO A IR TAN TEMPRANO (la despedida de mi hermano, Rodolfo Nadra, en su muro de Facebook)
Amigo entrañable de mi juventud periodística, de cobertura del Cordobazo, la resistencia a la dictadura genocida y tantas anécdotas. Un tipo increíble, pausado y nunca estresado, al que bautizamos “Pachorra” cuando compartíamos la redacción del diario La Calle (1975) y más tarde “Capitán Greenwich”, porque movía consigo el meridiano para correr las citas a cuando él llegaba.Víctima de secuestro y torturas, se reía de sí mismo cuando contaba que se quedó dormido entre las piernas de sus captores cuando lo llevaban encapuchado y arrodillado en el asiento de atrás de un Falcon.Brilló luego como abogado laboralista y querellante en la megacausa de La Perla. Córdoba y sus amigos y compañeros de todo el país lo lloramos hoy de pie y con una sonrisa sonora y entrañable, como él se despedirá de sí mismo.Chau Luisito, chau camarada y amigo, chau cumpa y colega, chau culiau del alma!