Pude ver, con lágrimas en los ojos, una síntesis de dos horas de un Seminario realizado en la Universidad de Paris Nenterrre, Francia, concretamente en la BDIC (Biblliothèque de Documentation Internationale Contemporanie), que es testimonio del papel de los medios audiovisuales durante la dictadura pinochetista, y a la vez homenaje a la Resistencia y la Solidaridad Internacional
José “Pepe” Maldavsky, luchador incansable, brillante periodista y reconocido documentalista, quien —como dije hace poco– se nos fue en septiembre (¡negros septiembres, negros!) en un nunca tan lejano París, cuenta en una de esas intervenciones detalles absolutamente desconocidos de la red montada desde las mismas horas posteriores al golpe (y una infraestructura seguramente anterior), en lo que calificó como “La Guerra Informativa” contra el régimen.
Lo que prefirió reservar con su exacerbada modestia en su testimonio para el capítulo A la Caza del Cóndor, de mi libro SECRETOS EN ROJO, decidió realizarlo, a “cuentagotas” es cierto, en apenas 20 minutos en una de las Mesas de la Jornada, de la que en su momento me contó en un mail, pero ignoraba su trascendencia aunque, sí, me adelantó el impacto de las revelaciones entre las autoridades universitarias y los asistentes, incluidos miembros de otras organizaciones de la Resistencia chilena.
Pepe, como siempre soslaya su propio drama y apela a su àcido humor para relatar hechos y circunstancias.
Relata el nacimiento de “Escucha Chile”por Radio Moscú,rinde homenaje al equipo de argentinos que ejerció la solidaridad antipinochetista, desde el golpe hasta la derrota de Pinochet, trabajo que mantuvimos durante la dictadura de las Juntas, e incluso “reta” amablemente a sus camaradas que rindieron numerosos homenajes en Chile y el exterior al papel del programa y Radio Moscú y “se olvidaron de estos argentinos, de su solidaridad y entrega”. “Nadie todavía les rindió el merecido reconocimiento”, lamentó.
Imperdibles detalles, absolutamente inéditos, ni siquiera hasta ahora relatados en forma oral, impactan y merecen otra difusión:
- · Cómo –en lo que le tocó y supo de ese sofisticado entramado– se armó la transmisión clandestina desde Chile a Buenos Aires y de Buenos Aires al mundo.
- · El rescate del ultimo poema de Víctor Jara, ya destrozado por la tortura y antes de su asesinato.
- · La información las acciones antipinochetistas y el estímulo moral que significó “Escucha Chile” entre los resistentes dentro y fuera de la antigua Unidad Popular, a lo largo y ancho del país hermano, donde llegó a tener “corresponsales” en los pueblos más pequeños.
- · La denuncia precisa, los nombres y apellidos de víctimas y victimarios, a horas de los hechos, con fecha, hora y lugar.
- · El aliento que cada emisión brindaba a los luchadores, incluso a los prisioneros que buscaban (y encontraban) la manera de escucharlo.
- · La furia y el odio de Pinochet y sus secuaces, el desconcierto de los carceleros que –al día siguiente de una requisa, una detención, el ingreso de un prisionero en tal o cual lugar—escuchaban la denuncia por Radio Moscú.
Luego preguntas, y algunas movilizadoras anécdotas, entre ellas las de un ex dirigente del MIR cuyo nombre no pude captar, sobre el impacto de Radio Moscú en las mazmorras del régimen y en los propios cuarteles militares, donde se escuchaba todos los días.
Doy testimonio de lo escuchado, y solo ruego que las autoridades de la Universidad puedan hacernos llegar una copia/enlace a la síntesis de dos horas que realizaron.
Alberto Nadra