Un padre orgulloso de una hija que admira, comparte con sus amigos la carta que hoy, Dia del Periodista en Argentina, me envió, para redoblar mi compromiso. El de antes, el de hoy, el de siempre.
Papi:
Te quiero felicitar por hoy; por el día del periodista.
Porque en vos veo un periodista de verdad.
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Porque sos una persona noble (que no es necesario en un periodista, pero enaltece a la profesión y al gremio contarte entre sus filas).
Porque manifestás tu opinión para que le llegue al público, y no en un afán de satisfacer o paliar pretensiones de grandeza o frustraciones personales.
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Porque hablás con la verdad; directa y sin tapujos. Sin declararte, ni pretender ser, políticamente independiente, sino informar de verdad.
Toda información tiene, al ser transmitida, la subjetividad (y parte de esa subjetividad es ideología) inherente a cualquier ser humano; a todos ellos. Quienquiera escriba algo la transmite; y, por ende, nunca es “independiente”.
Pero, entre los no independientes, que son todos, vos –a diferencia de muchos– no falseás los hechos, no te guardás los argumentos en contra para que la nota quede fácilmente “redondita”.
Tirás todo sobre la mesa: lo bueno, lo malo, lo intermedio.
Y si la nota queda “redondita” es porque tuviste la honestidad intelectual de exponer los argumentos en contra de tus opiniones y–si fue el caso– le reconociste al otro su parte de razón; pero argumentaste en contra de manera tal que tu posición quedó como ilevantable.
Sos además un periodista que piensa en el lector.
Esto de que las noticias “le lleguen” al público te lo tomás en serio: sos claro y directo.
Escribís para que entienda desde el mejor académico hasta “doña Rosa”, teniendo además la capacidad de brindarle a todos los públicos diferentes capas de comprensión. Al que lee más profundo le sirve de una manera; al que no, de otra. Pero a todos les viene bien.
Eso es para mí ser un verdadero periodista. En el sentido de un buen periodista; de un periodista cuya labor suma a la sociedad.
Porque la transmisión de las noticias es esencial para la vida democrática y el Estado de Derecho; para ser protagonista, o pasajero informado de lo que pasa; pero nunca un desprevenido al que lo llevan como a una oveja, o lo manipulan como “al gato maula con el mísero ratón”.
En estos tiempos de charlatanes, mentirosos, falsos profetas y aquellos que invocan el ropaje de la “independencia” para promover sus intereses, vos, en cambio peleás y luchas con la fuerza de la verdad, la sinceridad, y tus siempre inteligentes y nobles ideas e ideales.
Luchás para crear algún tipo de conciencia social que cambie la realidad y, de paso, nos mantenés a todos al tanto de lo que pasa.
Sin engañarnos con falsas declaraciones, birndándonos las noticias claras y directas; y hasta con elementos que permiten reflexionar y abocarse a buscar más allá.
Ser la clase de periodista que vos sos siempre ha sido admirable. Serlo hoy en día, donde no se valora o, aun más trágico, ni siquiera se percibe, es sublime.
Estoy orgullosa de compartir la vida con, de que me la haya dado, una persona como vos.
Mi papá.
Una gran persona.
Y un eximio periodista.
TE ADORO.
Yami